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Espiritualidad en urgencias, 2 parte….

—Santiago, a lo mejor tú tienes la respuesta a algo que estoy pensando en este momento —preguntó Uriel sinceramente interesado—: ¿por qué en la sala de urgencias tenemos dos pacientes con edades similares, condiciones similares, pero uno de ellos vive y otro muere? ¿Qué es lo que hace que una de esas dos personas, en igualdad de circunstancias, sobreviva o no?

—No podría contestarle eso, doctor. Creo que es muy complejo. Se lo pregunté en alguna ocasión a mi maestro. Yo quería demostrar eso a través de un protocolo de investigación, y recuerdo que me dijo él muy serio:

”“Eso no lo podrás demostrar con las herramientas convencionales que tienes. Hay que buscar en la teoría de sistemas y en la física cuántica.”

—Para ese momento no lograba comprender eso; pero ahora lo veo más claro, doctor. Querer medir cosas que no podemos medir a través de los métodos convencionales no ayuda. Es necesario que usemos métodos menos convencionales.

—¡Ja, ja, ja! ¡Hablas de manera muy mística! —rió Uriel.

—No es misticismo, doctor, en verdad. Son realidades que están frente a nuestros ojos, sólo que no queremos verlas. Fíjese que me he encontrado entre los compañeros a gente que no parece y es muy mística, doctor. ¿Recuerda al Dr. Magnesio? —dijo Santiago refiriéndose al mote que tenía uno de los primeros urgenciólogos que Uriel conoció cuando era estudiante y aquel que lo inspiró para seguir esa especialidad.

—Sí, claro, Santiago —respondió contento Uriel—. El maestro Magnesio es tremendo. Sabe mucho.

—Pues alguna vez, platicando sobre cosas similares a ésta, le decía lo mismo: que cómo influyen aspectos escondidos de la fisiología en que un paciente muera pronto o permanezca en estado de agonía durante un buen rato, y, doctor Uriel, él me contestó que una de las cosas que hace cuando ve a un paciente que está sufriendo mucho y que no se muere a pesar de todo, es hablarle al oído, aun estando sedado, y les dice que todo está bien, que se pueden ir en paz, y usualmente así ocurre.

—¿El maestro Magnesio hace eso? ¡Jamás lo podría creer de él! ¡Siempre tan pragmático!

—Doctor, creo que la espiritualidad y la medicina no deben estar peleadas, sino deben ir de la mano…

 

 

A proposito de este tema te invitamos a leer:

Reanimación presenciada, en el contexto hospitalario Mexicano.

http://desacatos.ciesas.edu.mx/index.php/Desacatos/article/view/345

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12. ESPIRITUALIDAD EN URGENCIAS

La reunión de los dos urgenciólogos se dio en un contexto ajeno al que siempre estaban acostumbrados dentro de las salas de urgencias. En esa ocasión fue durante uno de los viajes de capacitación que hacían. Habían terminado el curso e iban de regreso; sin embargo, por esperar al doctor Puchi, que esa mañana se había levantado un poco tarde debido a la resaca de la noche anterior, habían perdido el vuelo de regreso a casa, por lo que podían disfrutar de un par de horas sin el estrés de las prisas ni una agenda prefabricada.

Puchi y Seth —un médico reanimatólogo, compadre de Uriel y miembro del mismo grupo de capacitación— habían decidido visitar el centro de la capital, pues a Seth, cada visita la capital era una oportunidad para ver las nuevas adquisiciones que el Fayu, un comerciante del centro histórico, tuviera. El Fayu siempre asombraba a Seth con las nuevas “creaciones” que tenía. Bueno, en realidad no se requería mucho para asombrar a Seth, que era comprador compulsivo de todas las “novedades” del Fayu, al extremo de que a veces compraba cosas que ya había comprado. Así que Uriel y Santiago se quedaron esperando que diera la hora del vuelo de regreso a casa. Se encontraban cansados y no tenían ganas de moverse una hora en una ciudad como la capital. Ese mismo día, pero hace un par de años antes, estaban en ese mismo lugar con Octavio. Era un joven médico, recién egresado de la carrera, que en ese mismo viaje había sufrido un accidente y había muerto. El cansancio del viaje, la fecha y el lugar donde habían provocado que Uriel recordara a su antiguo compañero.

—¿Has pensado en lo impredecible que es la vida, Santiago? —recuerdo que hace dos años, cuando vinimos a dar un curso aquí, Octavio nos acompañaba, y luego pasó el accidente. Recuerdo que el Nenuco intentó ayudarlo —el Nenuco era otro de los miembros del equipo—, y a pesar de todo lo que sabía no pudo hacer nada.

—Sí doc, lo recuerdo bien —dijo Santiago como si entrara en un estado de meditación—. En realidad parece que la vida siempre es así, doc —Santiago estaba pensando mucho en las palabras que Perales había dicho en la conferencia de una semana antes. El Dr. Perales era uno de los líderes de la Sociedad de Urgenciólogos, y había dado esa conferencia a un grupo de residentes de la especialidad, diciéndoles que los pacientes en urgencias no se “dejaban morir”, que para eso habían estudiado Urgencias.

—Estuve pensando mucho en las palabras de Perales, doc —continuó Santiago—. Creo que no existe un paradigma más equivocado respecto a la muerte que ése. Vea el caso de Octavio: venía a un curso de reanimación, con expertos en reanimación, y a pesar de ello, de haberle dado todos los cuidados, desde el momento en que pasó el accidente, finalmente murió. Creo que esas posiciones que se le enseña a los muchachos —refiriéndose a los residentes de urgencias— en realidad son parte de los antiguos conceptos de escuelas viejas que sólo disfrazan el ego del grupo ante una verdad que en realidad no podemos controlar. La muerte llega, y cuando es así no podemos hacer nada.

Uriel recordó el simbolismo del escudo de su sede de especialidad63 “el agua quemada”, el espejo del universo, el atl-tlachinolli. Todos los ciclos de inicio de residencias, el maestro Sergio les explicaba el significado: el justo medio entre el agua (laliact, jade) y el fuego (cuezalli, turquesa)64, separados por una línea imperceptible, como el yin y el yang, la vida y la muerte, una dualidad siempre presente; un recordatorio de que “el urgenciólogo defiende la vida, pero respeta el territorio de la muerte”.

—Sí, así es, pero no debes negar que nosotros somos los mejores para combatir la muerte. De otra forma tu posición sería muy determinista —respondió orgulloso Uriel.

—No es ser determinista doctor. No quiero decir que no hagamos nada por el paciente por la premisa de que “se va a morir” —Santiago se refería a una posición que había visto en muchas ocasiones en varios de los hospitales, donde el médico, juzgando a priori que el paciente se iba a morir, evitaba tomar acciones o realizar procedimientos más por flojera que por genuino sentimiento de beneficio del paciente—. Tenemos que hacer todo lo que está en nuestras manos por evitar que el paciente muera; pero, precisamente ese concepto de que nosotros pelamos contra la muerte es un concepto errado.

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2. ¿POR DÓNDE EMPEZAR? MI PRIMER ENCUENTRO CON LAS VERDADERAS URGENCIAS

Mientras esperaba a que le entregarán a su primer paciente, recordaba el poema de Antonio Machado: Caminante no hay camino, se hace camino al andar… —Antonio, en la cama 1 está postoperado de apendicitis —dijo el médico que salía de turno. Las cosas empezaban a ser un poco diferentes de lo que Uriel estaba acostumbrado en la residencia. —¿Por qué un paciente que ya fue operado se encuentra en urgencias y no en piso? —preguntó Uriel al médico nocturno que escuchaba extrañado la pregunta de Uriel. —Pues, lo dejaron en urgencias porque aquí “tiene más cuidados”. Además, no había personal suficiente en recuperación. Uriel no supo qué contestar. “Tiene más cuidados”, se repetía. Es decir, casi cualquier persona, incluyendo a los profesionales de la salud, desearían tener un servicio no saturado, óptimo, para cuando se tenga una urgencia verdadera, lo cual incluye familiares y personas queridas. Así es en teoría, pero en la práctica nadie lo respeta. Aún no acababa de digerir la frase cuando la siguiente oración de su compañero lo sacó de su concentración para regresarlo a ese momento.

—Ignacio, de la cama 2, tiene angina inestable.

Ignacio era un hombre ya mayor, viejo conocido del servicio de urgencias, y para ese momento llevaba dos días en esa cama; una situación poco entendible cuando sabemos que un paciente no debe de estar más de ocho horas en urgencias. Al preguntar la razón, la justificación fue que no se había movido porque no había camas disponibles para Ignacio en el cuarto que se tenía designado para hospitalizar pacientes. La paciencia o la cordura de Uriel estaban llegando a límites extraños. ¿Entonces lo que estuvo haciendo en la capital del país durante su residencia era una mentira? Muchas justificaciones, pocas resoluciones. Pero aún faltaba una razón más para saturar al servicio, una razón que haría pensar muchos días a Uriel aquella frase de Alejandro.

—Él es Don Camilo. Tiene colitis —terminó de entregar la guardia el médico nocturno.

—¿Colitis? —preguntó Uriel incrédulo al enterarse de que estaba un paciente ahí por un dolor abdominal que puede ser manejado en casa, ocupando una cama, causándole molestias a don Camilo, a su familia, incrementando los costos directos e indirectos al paciente, su acompañante y al sistema de salud, y por supuesto al familiar que tiene que acompañarlo mientras está hospitalizado, además de ocupar una cama que puede necesitar otro paciente—. ¿Y por qué está hospitalizado? —continuó preguntando, con miedo a la respuesta que le pudieran dar.

—No sé, así me lo dejó el doctor del turno anterior.

 

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El inicio…

Mientras caminaban por los pasillos del antiguo hospital, una casona de pueblo habilitada hace muchos años como noso- comio, Alejandro condujo a Uriel a una sala que se encontraba del lado derecho de la entrada del hospital. “¿Adónde había regresado?”, pensaba Uriel al comparar en su cabeza la vieja casona con el hospital de donde él había recién egresado, y aunque recordaba sus viejos tiempos en esa institución, parecía que había sido tanto el tiempo pasado en un hospital; con pasillos, con tecnología, con médicos, que ya había olvidado cómo era la realidad; por lo menos la que antes de su partida a la residencia él conocía. Mientras los dos antiguos compa- ñeros caminaban, Uriel observó a un señor sentado, lleván- dose las manos al pecho; otro más con francos signos de di – cultad respiratoria; un niño que se había tragado una moneda, etc. Tantas cosas que pasaban por su cabeza en ese momento, tantas imágenes en tan poco tiempo, tantos recuerdos, hasta que la voz de Alejandro lo regresó a la realidad.

—Pero tú vienes bien preparado. Te contaré: existe cada vez más demanda en el servicio. Los pacientes se desesperan,

exigen. ¿Recuerdas la banquita de urgencias? Se empieza a llenar a las cuatro de la mañana para atención. El centro de salud también está lleno, y cuando ya repartieron todos los lugares del día los pacientes se vienen a urgencias, o incluso los envían de allá. Algunos médicos de primer nivel no com- prenden que ellos también necesitan cuidar el servicio de urgencias para cuando verdaderamente lo necesiten. No sé si lo hagan por comodidad o si no comprenden qué es una urgencia. Nada menos ayer me reclamó una señora: “Oiga, yo llegué primero que los atropellados”.

“Desánimo del personal de urgencias, pobre integración, desactualización, servicios saturados, insatisfacción del usuario, errores implícitos en el servicio, prácticas caducas; nada dife- rente que en el resto del país”, se repetía Uriel mientras mane- jaba rumbo a su casa. ¿Qué diferencia podía ofrecerle él a sus compañeros? Es cierto que había adquirido experiencia y habilidad en el manejo de pacientes, pero, ¿dirigir un servicio de urgencias? Eso era otra cosa. En esos momentos encontró consuelo en las palabras que su maestro, Sergio, líder y profesor de la especialidad desde sus inicios, unas dos décadas atrás:

“Yo tengo una escuela de altos ejecutivos disfrazada de residencia de urgencias.”

Ahora que Uriel lo pensaba seriamente por primera vez empezaba a creer que las palabras del maestro tenían verdad. Por el per l de egreso, el especialista en urgencias es natural que se coloque durante gran parte de su práctica médica en lugares de toma de decisiones, qué hacer con el paciente, para dónde dirigirlo, a quién dar reanimación, quién pasa primero a aten- ción médica, entre otras tantas tareas, y recordó que muchos de sus maestros y antiguos compañeros ahora eran directores, subdirectores, jefes de enseñanza, jefes de servicio o de turno.

“Seguramente ellos se habían enfrentado a esta misma proble- mática”, se consoló a sí mismo, pero… ¿por qué nadie le había advertido esto? ¿Por qué no había clases de administración o gerencia en urgencias durante la especialidad? ¿Por qué nadie escribía sobre esto?

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El inicio…

—No sé qué hace un urgenciólogo, pero arréglame el desmadre de urgencias y el puesto es tuyo. ¡Empiezas el primero de marzo!
Así le dijo Rosy, la joven directora del Hospital La independencia a Uriel, joven médico recién egresado de la especialidad de Medicina de urgencias, al devolverle su currículo y solicitud de empleo.
—Pasa al departamento de capital humano. A partir de ahora eres el jefe de urgencias. Como directora te digo que no hay servicio más difícil ni con más problemas que ése. Estoy consciente de que todos hacen un esfuerzo, pero es imposible arreglarlo.
“¿Por dónde empezar?”, se preguntó Uriel. Él había estudiado la especialidad de urgencias y un posgrado en reanimación en un hospital que funcionaba casi automáticamente; médicos especialistas, residentes de diferentes grados, médicos internos, estudiantes de medicina, todos ellos trabajando en un equipo comandado por el residente de mayor jerarquía, en donde cada quien de manera intuitiva sabía cuál era su rol; pero esto era diferente. Había que empezar desde cero.
Además recordó que a pesar de la existencia de la especialidad por más de veinticinco años (JM, 2009), gran parte de la población la desconoce, incluyendo a los médicos, y muchos de los que sí la conocen no reconocen la importancia que tiene.
—Hola Uriel —una voz lo sacó de sus pensamientos. Era Alejandro, su viejo compañero de servicio durante el tiempo en que había trabajado ahí mismo como médico general—.

– Me enteré de que vas a ser nuestro jefe, ¿verdad? ¿Cuándo empiezas? Será un gusto que estés con nosotros. El servicio ha crecido mucho, y la verdad ya no tenemos ideas. Los especialistas nos regañan cuando les pedimos interconsultas. Se molestan porque les hablamos. Dicen que tienen que ver su piso y la consulta externa, pero ni los pacientes ni nosotros tenemos la culpa de que sigan llegando personas a urgencias que requieran valoración. A veces he pensado que a algunos de esos especialistas no les gusta su trabajo. Como dice el Dr. Lalo: “Si yo supiera lo que el especialista sabe de su área, pos sería especialista y no necesitaría de su intervención”. Pasa para que te des una idea del servicio.
Mientras caminaban por los pasillos del antiguo hospital, una casona de pueblo habilitada hace muchos años como nosocomio, Alejandro condujo a Uriel a una sala que se encontraba del lado derecho de la entrada del hospital. “¿Adónde había regresado?”, pensaba Uriel al comparar en su cabeza la vieja casona con el hospital de donde él había recién egresado, y aunque recordaba sus viejos tiempos en esa institución, parecía que había sido tanto el tiempo pasado en un hospital; con pasillos, con tecnología, con médicos, que ya había olvidado cómo era la realidad; por lo menos la que antes de su partida a la residencia él conocía. Mientras los dos antiguos compañeros caminaban, Uriel observó a un señor sentado, llevándose las manos al pecho; otro más con francos signos de dificultad respiratoria; un niño que se había tragado una moneda, etc. Tantas cosas que pasaban por su cabeza en ese momento, tantas imágenes en tan poco tiempo, tantos recuerdos, hasta que la voz de Alejandro lo regresó a la realidad.
—Pero tú vienes bien preparado…

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¿ Por que escribir un libro?

¿Por qué escribir un libro?

Acaso a diez millones de años de evolución ¿hay algo nuevo qué decir? Si te das una vuelta por una librería médica encontrarás varios libros que hablan sobre urgencias. Si eres parte del personal de salud puedes ver cómo los cursos de soporte vital han crecido en forma exponencial durante los últimos años. Si eres alguien que no tiene nada que ver con la medicina, te aseguro que en más de una ocasión has tenido que estar en uno de esos servicios, con una variada cantidad de experiencias, y que en más de una serie de televisión has visto los mitos sobre lo que son las salas de urgencias.
Quisiéramos decirles a todos ustedes que esto tiene un por- qué: la amplia gama de libros y series que hablan de ellas obedece a que las salas de urgencias todos los días están llenas de retos y, por qué no, también de conflictos. Otra de sus grandes particularidades es la amplia gama de personal que confluye en ellas. Podríamos compararla con una verdadera Torre de Babel: médicos de distintas áreas pretendiendo enseñar su verdad, a veces con fundamentos, a veces con imposición, y no hablemos del resto del personal de atención a la salud: auxiliares de enfermeras, enfermeras generales, licenciadas de enfermería, intensivistas, quirúrgicas, paramédicos, inhaloterapeutas, psicólogos, etc. La confluencia de tantos y tantos personajes necesariamente es un reflejo de la complejidad de lo que es una sala de urgencias. Y tú, como paciente, debes saber que no existe un lugar donde mayor cantidad de personalidades y de enfermedades puedan verse como en nuestra casa, que es urgencias; desde aquel que ingresa por tener una uña enterrada, hasta aquel que perdió ambas piernas en un accidente de tren.

Noe

Juan Fco.

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MEDICINA DE URGENCIA EN MÉXICO: Tres décadas, logros y retos

Compartimos esta obra de recopilación de la historia de la medicina de Urgencias en México a lo largo de 30 años de vida.

MEDICINA DE URGENCIA EN MÉXICO:
Tres décadas, logros y retos.
Acad. Dr. Jorge Loría Castellanos

Informes y ventas: jloriac@hotmail.com

PRÓLOGO:

En la mañana del 19 de septiembre de 1985, la ciudad de México sufrió uno de sus más trágicos desastres naturales, un terremoto de magnitud 8.1 que causó la muerte de más de 5 mil personas. Los acontecimientos de este terrible día ayudaron a marcar el lanzamiento de la Medicina de Emergencia en México. La Medicina de Emergencia se ha convertido en un componente cada vez más esencial en el avance de los sistemas de salud en todo el mundo. Cada año, el 63 % de todas las muertes en todo el mundo se deben a enfermedades no contagiosas, y las lesiones representan casi el 10 % de la carga mundial total de la enfermedad. Además, más de cinco millones de personas mueren de violencia y lesiones y más de 100 millones de personas sufren lesiones cada año. La Medicina de Emergencia crea acceso a servicios de salud esenciales de calidad para las condiciones de emergencia y la existencia de un sistema de atención de emergencia robusto proporciona a los pacientes la atención más efectiva que necesitan para las condiciones dependientes del tiempo. Los países de ingresos bajos y medianos son especialmente vulnerables a las consecuencias de las situaciones de emergencia. Países como México sufren una morbilidad y una mortalidad desproporcionadas de todas las categorías de enfermedad aguda y lesión. Aproximadamente el 90% de la violencia global y la mortalidad por lesiones ocurren en países de ingresos bajos y medianos. Esta estadística por sí sola hace hincapié en la necesidad crucial de los sistemas eficaces de salud de emergencia. En los últimos 30 años, la Medicina de Emergencia ha florecido en México, impulsada por visionarios apasionados y hecha posible por el trabajo incansable de innumerables médicos y enfermeras. Esto ha ayudado a avanzar hacia la situación actual, asegurando que los sistemas de salud adecuados y el personal capacitado estén disponibles para abordar todas las situaciones de emergencia de salud en el país. México ha hecho grandes progresos en el avance del acceso a los servicios de emergencia vitales para salvar vidas y seguirá siendo un ejemplo destacado para los países de ingresos bajos y medianos que están desarrollando sus propios sistemas de Medicina de Emergencia. Es mi placer absoluto dar la bienvenida a este libro para compartir el progreso de la Medicina de Emergencia en México con el mundo. Sé que será un recurso invaluable para el desarrollo de la Medicina de Emergencia en todo el mundo en los próximos años.

Profesor Lee Wallis Presidente, International Federation for Emergency Medicine (IFEM)

CONTENIDO:

Capítulo 1.Consejo Mexicano de Medicina de Urgencia.Inicios, presente y futuro
Eduardo Gutiérrez Gijón

Capítulo 2.Liderazgo en medicina de urgencias
Raúl Peña Viveros

Capítulo 3.El urgenciólogo como investigador básico
David Santiago Germán

Capítulo 4.El urgenciólogo como investigador clínico
Jorge Loría Castellanos

Capítulo 5.La investigación educativa dentro de la especialidad de Urgencias Médico QuirúrgicasJorge Loría Castellanos

Capítulo 6.La educación en medicina de urgencia
Juan Manuel Rocha Luna

Capítulo 7.El rol como toxicólogo del especialista en Urgencia.Evangelina Perez Belmont, Jorge Loría Castellanos

Capítulo 8.El urgenciólogo como reanimador
Erick Perez Villarreal, Néstor Sánchez Sánchez

Capítulo 9.El urgenciólogo y el triage
Noé Arellano Hernández, Juan Francisco García Regalado.

Capítulo 10.Historia de la atención pre hospitalaria, evolución ysurgimiento de los centros reguladores de urgenciasmédicas, inclusión de la medicina de urgencias.
Claudio Ortiz Mondragón, Marco Antonio Hernández Flores, José Luis González Aguilar

Capítulo 11.Aspecto ético en urgencias
Juan Francisco Garcia Regalado

Capítulo 12.Papel del urgenciólogo como intensivista

Luis Antonio Gorordo Delsol

Capítulo 13.La importancia del uso de la informática biomédica y las Tics en urgencias
Rafael Alejandro Chavarría Islas

Capítulo 14.El urgenciólogo y su colaboración con otros profesionales de la salud
Carlos Sánchez Gasca
Capítulo 15 Medicina de emergencias: lo internacional
Daniel López Tapia, Jesica V. Bravo Gutiérrez, Noé Arellano Hernández

Capítulo 16.Medicina de urgencias y salud pública
Noé Arellanos Hernández, Juan Francisco García Regalado, Jesica V. Bravo Gutiérrez

Capítulo 17.Actividad de investigación y editorial del urgenciólogo
Alejandro Villatoro Martínez, Elías Arteaga Sánchez

 

Capítulo 18.El papel del Urgenciólogo cómo divulgador de conocimiento
Edgar Díaz Soto

Capítulo 19.¿Cómo enfrenta el urgenciólogo la muerte?
Armando Iturbe Fuentes

Capítulo 20.Papel del médico especialista en medicinade urgencias dentro del Programa Hospital Seguro
Ana Lilia Bautista Reyes, Paul Ramiro Bautista Santos

Capítulo 21.El papel del ultrasonido en la especialidad de Urgencias
Ricardo Bañuelos Huerta

Capítulo 22.El urgenciólogo y su papel en la atención del paciente quemado
Félix Muñoz Guerrero

Capítulo 23.El urgenciólogo y su papel en el transporte aéreo de pacientes
Bardo Andrés Lira Mendoza

Capítulo 24.Medicina hiperbárica en medicina de urgencias
Rodolfo Sosa Barragán

Capítulo 25.Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencias
Daniel López Tapia, Jésica Valeria Bravo Gutiérrez

Capítulo 26.Asociación de Medicina de Urgencias y Desastres de México
Jonathan Franco León

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a unos dias de la salida del Urgenciologo

que emocion, el primer documento/historia de los retos del personal que labora en los servicios de urgencias y su retrato humano.

Noe Arellano Hernández.

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Publicaciones de urgencias de México

Apuntes en medicina de Urgencias.

Dr. Jaime Iván Ruíz Cereceres.

Este manual de urgencias nació como la recopilación de apuntes del Dr. Cereceres, quien decidió darle un formato más presentable. Los residentes lo publicitaron durante las jornadas de urgencias del HGR 46, y posteriormente nació como el manual para los protocolos más comúnmente desarrollados en la medicina de urgencias.

Medicina de Urgencias
Principales problemas clínicos y su tratamiento basado en la evidencia.

Dres. Isauro Ramón Gutiérrez Vázquez, Arturo Domínguez Maza, José De Jesús Acevedo Mariles.

Editorial panamericana.

Obra que ofrece protocolos de acción para las principales patologías de atención en la sala de urgencias.

MEDICINA DE URGENCIAS EN MÉXICO. 

Tres décadas de Logros y Retos.

Acad. Dr. Jorge Loria Castellanos. EDITOR.

PRÓXIMAMENTE DISPONIBLE 23 DE ENERO.

Este libro nacido a iniciativa del Dr. Jorge Loria Castellanos recopila la Historia y desarrollo de la Medicina de Urgencias en México a lo largo de estos 30 años desde su nacimiento. Una obra conmemorativa para todos los que están relacionados con urgencias en México.

Capítulos:

Historia de la Medicina de Urgencias en México.

Aspecto ético en Urgencias.

Investigación en Urgencias.

El urgenciólogo y el triage.

TOXICOLOGÍA CLÍNICA EN URGENCIAS.

Editorial Alfil.

Dr. Jorge Loria Castellanos y Dra. Ma del Carmen Socorro Sánchez Villegas.

URGENCIAS; Conceptos esenciales.

Editorial Alfil.

Dr. Jesús Daniel López Tapia.

El presente libro surgió de la inquietud de un grupo de médicos interesados en la medicina de urgencias, profesionistas conscientes de la importancia de las patologías que requieren una atención emergente, ya que actualmente son las principales causas de muerte a nivel mundial, incluyendo síndrome isquémico coronario agudo, trauma, complicaciones de la diabetes, hipertensión arterial y evento vascular cerebral, entre otros padecimientos, en los que la sobrevida y el pronóstico dependen principalmente de una detección oportuna y una adecuada atención inicial.

 

ARTÍCULOS DE MEDICINA DE URGENCIAS EN MEXICO

Revista oficial de divulgación de la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencias y la Asociación Mexicana de Medicina de Urgencias.

http://www.imbiomed.com.mx/1/1/articulos.php?id_revista=359

 

 

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¿QUÉ ES EL URGENCIOLOGO?

El libro el urgenciologo nació como un proyecto para contar las experiencias que Noe y yo tuvimos desde que salimos de la residencia. La vida nos ha llevado, al igual que a muchos de los médicos de urgencias a tomar puestos de dirección y de jefatura saliendo de la escuela. Es ahí cuando nos damos cuenta que la residencia es insuficiente para aportarnos de esas herramientas que necesitamos sobre liderazgo y dirección.

Noe empezó a escribir esas experiencias disfrazadas de novela y me invitó a aportar a ellas. Con el tiempo, el urgenciologo tomó vida como un proyecto de vida que bien puede ser entendido tanto por los médicos de urgencias, como por aquellos que sin tener nada que ver con la medicina buscan una lectura que aporte enseñanzas sobre lo que nos ha tocado aprender hasta este momento sobre liderazgo, sueños y concreción de los mismos y hasta para aquellos curiosos que quieren conocer lo que es un servicio de urgencias.

Te agradezco por la lectura del libro y por confiar.

Juan Fco